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El
Sudario de Oviedo es el lienzo que cubrió la cara de
Cristo en el traslado de la cruz al sepulcro, y que San
Juan vio en la tumba del Señor junto a la Sábana Santa
que yacía en el suelo alisada, allanada, sin el relieve
que tenía cuando cubrió el cuerpo de Jesucristo. San
Juan habla en su Evangelio que cuando llegó a la tumba
con San Pedro vio la sábana a ras del suelo y doblado
aparte un lienzo, un sudario, había cubierto la cara de
Cristo, en el traslado de la cruz al sepulcro, según
rito funerario judío.
Había un rito judío de que cuando la cara del difunto
era desagradable a la vista, se cubría con un velo. Y la
cara de Cristo lo era ya que se encontraba cubierta de
sangre debido a la corona de espinas ya que ésta no
tenía forma redonda, como suelen poner los artistas,
sino ovalada.
Al
colocarle la corona sangró tremendamente.
Según el rito funerario judío, aquella cara desagradable
a la vista se cubre con un velo. Llegan a la tumba, le
quitan el velo de la cara, lo doblan, lo ponen aparte y
cubren todo el cuerpo con la sábana.
Este sudario del que habla San Juan en su Evangelio, que
él vio en la tumba de Cristo junto a la sábana que yacía
en el suelo, se encuentra en la ciudad de Oviedo en
España.
Llegó a Oviedo de Toledo, y aquí por el norte de África
de Jerusalén. Los cristianos que huyeron de Jerusalén
cuando la invasión de los persas de Cosroe II el año 614
lo llevaron a Cartago. De allí pasó a Toledo, y cuando
la invasión musulmana los cristianos de Toledo se lo
llevaron al norte en una arqueta. Llegó a Oviedo antes
del año 1000.
En el Archivo Capitular de la Catedral de Oviedo hay
documentación de la apertura de la urna donde estaba
este velo delante de Alfonso VI, Doña Urraca, el Cid
Campeador y varios obispos, el año 1075.
Este lienzo tiene polen de Palestina, del norte de
África y de España. En cambio no tiene polen de Turquía
ni de Francia, como la Sábana Santa. Esto prueba que los
dos recorridos fueron distintos.
El Sudario de Oviedo ha sido estudiado con todos los
medios modernos de investigación que hoy disponemos:
microscopio electrónico, ordenadores, luz infrarroja y
ultravioleta, etc. Se han encontrado cosas
impresionantes.
Los resultados de las pruebas concluyen que las manchas
analizadas son sangre humana, del grupo AB, que es el
mismo grupo sanguíneo de la sangre de la Sábana Santa.
Las manchas de sangre encajan con las manchas de sangre
de la cara de la Sábana Santa.
Todo parece indicar que las manchas de sangre del velo de Oviedo y de la cara de la Sábana Santa cubrieron la misma cara.
El enigma aumenta cuando el 13 de Octubre de 1988. el Cardenal Ballestero, Arzobispo de Turín y Custodio de la Sábana Santa, reunió a la Prensa para decirle que según estudios realizados a la Sábana Santa con el método del Carbono-14, el tejido parecía ser entre 1260 y 1390. Por lo tanto no pudo estar en la tumba de Cristo en el siglo I.