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“La
vocación al matrimonio”. Los cónyuges que alcanzaron la santidad José Martínez Colín, Sacerdote Para saber En el
año 2001, el domingo 21 de octubre, el Papa Juan Pablo II elevó a los altares
de manera conjunta a un matrimonio. Quien llevó a cabo la tarea de su
proceso, el padre Paolino Rossi, dijo al respecto que estas beatificaciones
es una manera de decirle la Iglesia del tercer milenio que la santidad está
abierta a todos los fieles y no es privilegio de sacerdotes o religiosos. ¿Quiénes
son esta pareja de esposos que supieron vivir con plenitud su vocacional
matrimonio? Se llaman Luigi (Luis) y María. Ambos originarios de Roma y
estuvieron casados durante cincuenta años. En su vida matrimonial tuvieron
cuatro hijos, tres de los cuales viven todavía hoy y tuvieron la gran alegría
de participar en la ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro. Dos de
sus hijos, Filippo y Cesare, son sacerdotes y tuvieron la oportunidad de
concelebrar la misa de beatificación con el Papa. La tercera se llama
Enrichetta y estaba sentada junto con los miles de peregrinos que llenaron
hasta los topes la Basílica. ¿Qué
hicieron de extraordinario esta pareja de cónyuges? El Papa explicó durante
la homilía que ambos "vivieron una vida ordinaria de manera
extraordinaria". Es decir, hicieron sus deberes ordinarios pero metiendo
el amor de Dios en todo. Siguió diciendo el Papa: "Entre las alegrías y
las preocupaciones de una familia normal supieron realizar una existencia
extraordinariamente rica de espiritualidad". La
santidad no se trata de hacer milagros o vivir una vida rara. Nada de eso. Es
vivir con plenitud la vocación que Dios nos da. Y si la vocación es el
matrimonio, se han de vivir los deberes que conlleva la vida familiar con
amor a Dios. Lo cual no implica que no haya dificultades, sacrificio o
dolores, pero esas penas se han de saber llevar con espíritu cristiano, lo
mismo que las dichas y alegrías. Para pensar Este
matrimonio es una muestra de que sí es posible hallar la santidad en la vida
matrimonial. Se hacen realidad las palabras que el Papa señala en su carta Al
Comenzar el Nuevo Milenio: Conviene "que las familias cristianas
ofrezcan un ejemplo convincente de la posibilidad de un matrimonio vivido de
manera plenamente conforme al proyecto de Dios y a las verdaderas exigencias
de la persona humana: tanto la de los cónyuges como, sobre todo, la de los
más frágiles que son los hijos" (n. 47). El
Papa nos dice además que "Estos esposos vivieron a la luz del Evangelio
y con gran intensidad humana el amor conyugal y el servicio a la vida.
Asumieron con plena responsabilidad la tarea de colaborar con Dios en la
procreación, dedicándose generosamente a los hijos para educarles, guiarles,
orientarles, en el descubrimiento de su designio de amor". Y es que esta
beatificación fue el momento culminante de una fiesta dedicada a la familia
que se organizó en Italia con motivo de cumplirse veinte años de la
publicación más importante escrita por el Papa sobre el matrimonio: la
exhortación "Familiaris
Consortio". No estaría de más volverla a leer, pues sigue siendo
actual. Aunque ya ha habido otros casos en que ha sido reconocida la santidad
que los dos esposos, es la primera vez en toda la historia en que la
ceremonia de beatificación se realiza de manera conjunta. Para
la beatificación es necesario un milagro comprobado debido a su intercesión
ante Dios. En este caso fue un solo milagro por la intercesión de ambos. Ante
ello, los teólogos han afirmado que los esposos "no sólo están unidos en
una dimensión humana, sino también espiritual". En el cielo mantienen
una unidad. Para vivir Uno
de los hijos del matrimonio beatificado, Cesare, quien tomó el nombre de
Paulino en su vida religiosa, tiene muy vivos recuerdos de sus padres. Dice
que en su hogar se respiraba siempre un clima sereno, alegre, sobrenatural
pero sin deformaciones. Era notable cuánto se querían. Por ejemplo, cuando su
padre iba de viaje, aunque hubieran pasado algunas horas, no dejaba de
llamarle para decirle que la extrañaba. Aún conserva un libro que le regaló
su madre y aún le produce escalofrío lo que le escribió como dedicatoria:
"Acuérdate de que a Cristo se le sigue, si es necesario, hasta la
muerte". José Martínez Colín, Sacerdote |
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