BASTATE MI GRACIA
Por: Gustavo <:><
Tuve
la oportunidad de dar un paseo en un pequeño barco por la bahía del puerto de
Acapulco, donde durante el recorrido y a manera de atractivo turístico el guía
nos iba mostrando las hermosas residencias que se encuentran alrededor de la
bahía y que son propiedad de varios famosos, nacionales e internacionales. Al
mirar esas casas tan suntuosas confieso que sentí el fuerte deseo de poseer
alguna de ellas incluso dije “¿cuando me darás una como esa, Señor ?. En ese momento observé como un pelícano que iba
sobrevolando el mar, repentinamente se deja caer en picada, sumerge por
completo su cabeza y atrapa algún pez que de inmediato ingulle.
En
ese momento vino a mi mente la Palabra de Dios diciendo “Bástate mi gracia” (II
Corintios 12 :9 ) y “.. Mirad las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni
recogen en graneros ; y vuestro Padre celestial
las alimenta ¿no valéis vosotros mucho más que ellas ?” (Mateo 6 :26).
Esto
me hizo reflexionar en que muchas veces deseamos la fortuna de otras personas,
y quisiéramos ser igual que ellos, envidiamos lo que tienen e incluso nos
sentimos abandonados por Dios ya que no tenemos, ni somos lo que quisiéramos.
Lo cual me hizo recordar a una persona que se quejaba de la falta de transporte
en su localidad y decía que se conformaba con que siquiera hubiese algún
autobús que los transportara a la cuidad una o dos veces al día, ya que hasta ese momento lo tenían que
hacer caminando o montados en caballos o en burros, también recordé al amigo
que se quejaba de viajar en autobús para llegar a su trabajo y deseaba por lo
menos un auto compacto, así como a otro que tenía un auto pequeño estaba
deseoso de uno mas grande equipado con aire acondicionado y para no alargar
esta ilustración, conocí a un hombre que se quejaba de lo inconveniencia que le
representaba uno de sus aviones. Hermanos todo
queremos más (leer “Quiero más”), y poco valoramos la riqueza incalculable que
nos significa el maravilloso privilegio de ser hijos de Dios.
En
su mayoría esas personas que alimentan su vanidad con propiedades y lujos que
van mas allá de la satisfacción de sus necesidades,
son personas que no conocen a Dios, por lo que lamentablemente están
destituidos del reino Celestial, destino final de los Cristianos. No quiero
decir que ser rico es sinónimo de perdido (leer “¿Dios prospera ?”),
sin embargo en su mayoría son personas cuyo afán está en hacer dinero y no en
hacer tesoros en el Cielo, para quienes la Palabra de Dios dice : “A los ricos
de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las
riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las
cosas en abundancia para que las disfrutemos.” (I Timoteo 6 :17)
Hermanos,
dice el apóstol Pablo : “ Así que teniendo
sustento y abrigo, estemos contentos con eso” (I Timoteo 6 :8), lo cual no
quiere decir que el sano deseo de prosperar en la vida sea contrario a la
voluntad de Dios, sino más bien, debemos aprender a depender de Dios y tal como
lo dice el mismo Señor Jesucristo “más desead primeramente el reino de Dios y
su justicia y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6 :33). La
realidad es que tenemos mucho que agradecer a Dios, y por tanto nos debe bastar
su Gracia, por la cual somos salvos, ya que por mucho que atesoremos en esta
vida, nada nos podremos llevar al momento de nuestra muerte. No hace mucho mi
esposa leyó acerca de un hombre que murió víctima de frío, este señor que vivía
en las calles fue hallado muerto cubierto con un abrigo cuyo forro estaba lleno
de dinero en billetes, se infiere que este hombre ahí guardaba su tesoro que le
resulto más importante que su propia vida.
“Nada
hemos traído a este mundo y sin duda
nada podremos sacar” (I Timoteo 6 :7). El Señor
que cuida de las aves, tiene un genuino cuidado de nosotros sus hijos, por lo
tanto te animo a caminar de la mano de Dios, poniendo en sus manos tus planes y
anhelos y permitir que sea Dios quien te de lo que Él mismo decida para tu
vida, “porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual
codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores. Más tu, oh hombre de Dios, huye de estas
cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la
cual asimismo fuiste llamado.. “ (I
Timoteo 6 :10-12a) recuerda que “.... donde esté vuestro tesoro allí
estará también vuestro corazón.” (Mateo 6 :21)
Dios
te bendiga
I
Timoteo 6 :9-21
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