Cambiar de Congregación...
¿Es la voluntad de Dios?
¿Cuándo es necesario dejar una iglesia, o un ministerio? Para responder esta pregunta, debemos hacernos forzosamente, otra pregunta: ¿Quién te envió a ésa iglesia a la que asistes, quién te dio el ministerio en el que sirves? La respuesta invariablemente, es DIOS.
Cuando Dios nos diga que nos movamos, entonces
nos iremos en paz, sin importar en que situación se encuentra el ministerio.
¿Pero cómo podemos saber cual es la voluntad de Dios? La respuesta es muy
sencilla: Vuélvete a tu primer amor, ora pidiendo dirección, y espera la
respuesta.
Si esperamos a la respuesta de Dios, iremos
confiados como niños a donde Dios nos lleve de Su mano. No seremos motivados a
irnos por el comportamiento de otras personas, sino guiados por el Espíritu
Santo mismo. Muchas personas salen de la
iglesia con un espíritu crítico, juzgando al pastor, a los miembros de la
iglesia, o a la denominación. Estas
personas se están dejando llevar por las emociones y por la carne, sin tomar en
cuenta al Espíritu Santo que nos lleva de la mano a toda verdad. La carne, otra vez, les juega una mala
pasada, y los lleva a donde no deben estar, o a salirse de la iglesia, salirse
de la cobertura, y por lo tanto, ser blanco perfecto de los ataques de Satanás. Pues siendo Satanás el primer rebelde, cualquiera
que se va en rebeldía, está dando lugar al Diablo, y por lo tanto, está
viviendo según la carne.
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu, ésos son hijos de Dios.” Romanos 8:14
“Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud, para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamaremos: ¡Abba, Padre! Romanos 8:15
La manera en cómo respondemos a las
circunstancias, va íntimamente relacionada a nuestra madurez espiritual. Los
bebés en Cristo reaccionan basados en las emociones, pero eso no puede
admitirse a los que tienen años de conocer la verdad, y siguen siendo esclavos
de las emociones de la carne. Esto es la
verdad: “No todo el que dice Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre,
que está en los cielos” Mateo 7:21
¿Cómo, pues, podemos hacer la voluntad de Dios?
Tenemos que comparar las obras de Dios, con las de su adversario: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y
destruir; yo he venido para que tengan vida, la tengan en abundancia” Juan
10:10
La idea de cambiar de congregación ¿viene de Dios, o del enemigo de Dios? ¿Qué es lo que nos motiva a cambiar de congregación? Si esta idea produce desasosiego, nos roba la paz, nos mata la fe, y destruye nuestra confianza en Dios, ESTO NO PROVIENE DE DIOS.
Si no queremos formar parte del pueblo de Dios
que pereció por falta de conocimiento, debemos de poner a un lado nuestras
emociones, y remitirnos a la palabra de Dios. No queremos pecar, ¿cierto? “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar
contra Ti” Salmos 119:11
Nuestra recompensa no está en la tierra, ni son
las personas las que nos traerán reconocimiento. No buscamos la honra ni la
gloria para nosotros, ni queremos que nos reconozcan, que nos llamen a servir,
que reconozcan nuestros dones y talentos ¿cierto?
“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, ahí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” Juan 12:26
Imagínate una iglesia donde las ovejas sean obedientes, oren por su pastor, no juzguen a nadie, sino todo lo pongan delante de Dios, una iglesia en la cual el poder de Dios se manifiesta, tanto por la fidelidad de sus líderes, como por la fidelidad del rebaño... Esto sólo puede traerlo el espíritu Santo de Dios.
“El hombre bueno, del tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” Lucas 6:45
Si estás pensando en cambiar de congregación, por los motivos que sean, analiza bien tu corazón, y tus motivaciones. Estas solo pueden provenir de dos fuentes: O son frutos del Espíritu de Dios, o son frutos de la carne. No debemos olvidar que cuando la manifestación del poder viene, el avivamiento, o gran alcance de almas, la oposición viene primero. Satanás quiere engañarnos tal y como lo hizo con Eva y Adán en el huerto del Edén. Quiere que pequemos, que seamos rebeldes y nos convirtamos en vagabundos espirituales, que andan de iglesia en iglesia, juzgando, condenando y siendo piedra de tropiezo para los demás.
La manera en que dejemos nuestra congregación, es la misma manera en la que entraremos a la nueva. Si nos vamos en rebeldía, entraremos en rebeldía y predispuestos a volver a caer en el mismo engaño, una y otra vez. Pero si nos vamos bajo la cobertura de Dios, con la bendición de nuestro pastor, con la oración del rebaño por nosotros, por nuestro bienestar, bendecidos, a la iglesia que vayamos seremos luz.
Debemos evitar cien por cien, retener los pecados de otra persona, pues no debemos olvidar que la salvación es personal, y que cada quién es responsable de sus actos. Tampoco debemos subestimar el poder de Dios, quien da y quita a su voluntad.
“A quienes remitieres los pecados, les
son remitidos; y a quien se los retuvieres, le son retenidos” Juan 20:23
“Y como queréis que hagan los hombres
por vosotros, así también haced vosotros por ellos” Lucas 6:31
Amados, yo les exhorto a que sopesen las motivaciones del corazón, y escudriñen esa voz que les dice: “Esta congregación está fría”, “El pastor siempre está muy ocupado, y no puedo acercarme a él”, “Aquí no quieren intercesores”, “Esa persona se cree muy ungida, pero la verdad está viviendo en pecado”, etc.
Todo pensamiento ponerlo a los pies de Cristo, para que El mismo nos ayude a discernir la voz del Espíritu Santo, de aquella que vino a robar, matar y destruir. Y en vez de caer en juicio, orar pidiéndole a Dios que toda obra oculta salga a la luz resplandeciente de Jesucristo, aún si ésta obra oculta, está en nuestro propio corazón.
No debemos dejarnos engañar, pues lo que la iglesia necesita es unidad, no división. Fidelidad, no traición, Dominio propio, no juicio. Oración, no habladurías.
La iglesia necesita la fidelidad de sus ovejas a su pastor, en oración y acción de gracias. Pidiéndole al todopoderoso que unja a su hijo, nuestro pastor. Que lo bendiga, que lo llene de su Espíritu santo para que sea capaz de llevar al rebaño a dónde Dios quiere que vayamos, en unidad, armonía, amor, prevaleciendo siempre la verdad, y la palabra de Dios.
Si el cambio de congregación proviene de Dios, nos traerá paz, pues hemos escuchado la verdad y hemos vivido de acuerdo a ella, y Dios no nos quiere presos, sino libres.
“ Y conocerán la verdad, y la verdad os
hará libres” Juan 8:32
A cristo Jesús sea todo honor y majestad.
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