EL HIJO DEL HOMBRE
Cristianos Unidos
Por: Adda
Velez
Mucha gente se pregunta si Jesucristo, el
Hijo de Dios, estaba con Dios desde el principio, como lo establece Juan
1:1-5. Yo he encontrado muchas veces en
el viejo testamento, a uno que me parece
que es un enigma verdaderamente. Vamos a analizar la Palabra cuando se
refiere a Jesus como el Hijo del hombre, como él mismo se hizo llamar. La palabra Hijo de Hombre aparece en la Biblia
aproximadamente 109 veces. Algunas veces los hijos de los hombres somos el
género humano, algunas veces el hijo del hombre es Jesús.
17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra,
Sobre el hijo de hombre que para ti afirmaste.
18 Así no nos apartaremos de ti;
Vida nos darás, e invocaremos tu nombre.
19 ¡Oh Jehová, Dios de los ejércitos,
restáuranos!
Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. Salmos 80:17-19
Esta es una clarísima mencion de
Jesucristo sentado a la diestra del Padre, y de Jesucristo como Hijo del
hombre. Jesús es el camino y la verdad,
y la vida. El es nuestra Salvación.
Jesús desde muy pequeño iba al templo y aprendía de Dios en la Palabra, o
libros de la ley, porque ahí Dios el Padre le enseñó a Jesús el hombre lo que
habría de hacer y lo que habría de decir. Jesús el hijo de Dios lo sabía, pero
el Hijo del hombre necesitaba tener una relacion personal y diaria con el
Padre, a través de Su palabra, y a través del ayuno y la oracion. Yo creo que
Dios le habló claramente a Su hijo en desde tiempos antiguos, preparando su
venida con profecias y señales y milagros, y durante su paso en la tierra,
cuando Jesús iba al templo a aprender de los maestros de la ley.
1Me dijo: Hijo de hombre, ponte
sobre tus pies, y hablaré contigo. 2Y luego que me habló, entró el
Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba. 3Y
me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes
que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta
este mismo día. 4Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de
empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor. 5Acaso
ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre
conocerán que hubo profeta entre ellos. 6Y tú, hijo de hombre, no
les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y
espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas
delante de ellos, porque son casa rebelde. Ezequiel 2:1-6
Jesús efectivamente sabía a dónde
iba, y lo que tendría que padecer por la dureza y rebeldía del corazón del
pueblo hebreo primero, y después de los gentiles. Obviamente, también le habló a Ezequiel
dándole instrucciones precisas acerca de lo que tendría que hacer y decir en su
tiempo, y luego escribirlo para futuras generaciones que lo leeríamos, incluyendo a Jesús, el Hijo.
10Y me dijo: Hijo de hombre, toma
en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos.
11Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y
diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar. Ezequiel
3:10-11
Una vez mas, Dios le estaba hablando
a su Hijo, que habría de leer estas palabras. Pues Jesucristo fue enviado
primero a la casa de Israel, y después a los gentiles. Primero a traer
salvacion, y después a libertar a los cautivos del pecado, y de Satanás.
13Miraba yo en la visión de la
noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que
vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14Y
le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y
lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su
reino uno que no será destruido. Daniel 7:13-14
El que habla es Daniel quien en visión vio el
momento en que a Jesucristo le es dado todo el dominio y majestad, todo poder y
honor, todo reino, un reino eterno que nunca pasará. El anciano de días es Dios el Padre. La palabra de Dios dice que Dios es el mismo
ayer, hoy y mañana, y Jesucristo es el príncipe de Paz. Su paz nos dejó para que pudiésemos vivir el
tiempo del fin, fortalecidos. Mira con atención lo que el Hijo del hombre hizo
con Daniel:
15Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra,
y enmudecido. 16Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre
tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de
mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.
17¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al
instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.
18Y aquel que tenía semejanza de
hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, 19y me dijo: Muy amado, no
temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba,
recobrélas fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. Daniel
10:15-19
¿Lo reconoces? Ese es nuestro Jesus,
el que sigue haciendo por nosotros milagros. Nos fortalece y esfuerza, y nos
dio Su paz, esa paz que como a Daniel, a nosotros nos sigue fortaleciendo. La
paz de Jesus es la paz que el mundo en estos dias necesita urgentemente.
Nosotros como iglesia debemos de luchar para que el mundo conozca a Jesus.
Debemos compartir de Jesus pues en la vision de Daniel, que es para los tiempos
del fin, se habla de Satanas, que estará luchando contra Jesus, -como de hecho
lo está- con falsas doctrinas, con doctrinas de demonios, idolatría, y todas
las abominaciones de hoy día.
24Entonces el rey Nabucodonosor se
espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a
tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh
rey. 25Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se
pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es
semejante a hijo de los dioses. Daniel 3:24-25
Jesús estuvo además con Daniel y
sus amigos en el horno de fuego, y fue El el que los protegio para que no
muriesen de muerte horrible. Jesus es el mismo que sigue protegiendo a sus
siervos hoy. Su naturaleza de amor, y de paz y de entereza, su deseo de que no
temamos sino que nos esforzemos y creamos, está plasmada tanto en el viejo como
el nuevo testamento. Jesus es el verdadero y único Hijo de Dios, con la
naturaleza y los atributos de Dios. Nabucodonosor pensó que era un ángel, Daniel y
nosotros sabemos que ese “como hijo de los dioses” era nada menos que Jesús,
quien ya se le había manifestado a Daniel varias veces.
4Y conociendo Jesús los
pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 5Porque,
¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y
anda? 6Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en
la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma
tu cama, y vete a tu casa. 7Entonces él se levantó y se fue a su
casa. Mateo 9:4-7
Jesús sabía que la incredulidad está
en el corazon del hombre, y que Satanás quiere corromper el corazon, pues del
corazón emana la vida en lo físico. Por eso Jesús escogió vivir en el corazón
de todos aquellos que le aceptamos como Señor y Salvador, y ahora nos da vida,
la vida espiriutal que es Eterna. El Hijo del hombre tiene potestad para
perdonar pecados, pues es la misma potestad que Dios le dio en los tiempos
antiguos. [Daniel 7:13-14]
55Pero Esteban, lleno del Espíritu
Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que
estaba a la diestra de Dios, 56y dijo: He aquí, veo los cielos
abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. 57Entonces
ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra
él. 58Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos
pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. 59Y apedreaban
a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
60Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta
este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Hechos 7:55-60
Necesitamos al Espíritu Santo para
poder ver a Jesús. Si tu quieres experimentar a Jesús, el Hijo del Hombre,
necesitas al Espíritu Santo. Esteban lo
vió, y millones de siervos en el mundo le han visto. Yo le he visto también,
cuando fui salva y durante la alabanza en mi congregacion. Se que sin la ayuda
del Espíritu Santo esto sería imposible.
Esteban sabía que Jesús era el Hijo del Hombre. Esteban, llenito del Espíritu Santo, perdonó
a sus asesinos, como Jesús de igual manera lo hizo en la cruz. ¡No Hay amor mas grande!
14Miré, y he aquí una nube blanca;
y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la
cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. 15Y del templo
salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete
tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra
está madura. 16Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en
la tierra, y la tierra fue segada. Apocalipsis 14:14-16
El otro día alguien me preguntaba
en que parte de la escritura se hablaba de la “gran cosecha de almas”, para esa
persona, he aquí la escritura que habla de la siega, es decir, cosecha. La gran
cosecha la comenzará Jesús, el Rey de reyes, el Hijo del Hombre y nosotros
participaremos con El. En Apocalipsis
1:13-14 se describe a Jesús, el Hijo de Dios. Juan lo vió. Daniel lo vió. ¿Tu
quieres verle? Helo aquí:
5Y alcé mis ojos y miré, y he
aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 6Su
cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como
antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y
el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. [1][1] Daniel 10:6
Jesús es nuestro amado, nuestro verdadero
amor. El es nuestro príncipe de paz, nuestro hacedor, nuestro Salvador. Cree en
El con todo tu corazón y sé salvo. El es
el mismo de ayer y de hoy y de siempre, y El se manifestará con poder en tu
vida, cuando haya descendido sobre ti el Espíritu Santo. El hará resplandecer Su rostro sobre ti,
tendrá misericordia de ti, y vivirás.
A Dios el Padre Celestial, a
Cristo nuestro Redentor, y al Supremo Consolador, sean todo honor y dominio y
alabanza. Amén.
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