Cuando Sé...
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¡Alethia!
Silencio...
-
¡Alethia!
Silencio otra vez...
-
¡Alethia!
Al tercer llamado obtuvo respuesta... una voz susurrante y
pausada apareció en el lugar, que contrastaba vivamente con la enérgica que
usaba la otra para llamarla.
-
¿Victoria? – a pesar de la interrogación
el rostro de la joven que se identificaba como Alethia no se inmutó - ¿qué
haces aquí?
-
¿cómo que qué hago aquí? –
Victoria estaba realmente preocupada por su amiga y aún mas con aquellas
muestras de desinterés – Alethia, que acaso no recuerdas que debías de
estar en el Centro Comercial hace ¡¡una hora!!.
-
Victoria, lo siento. Se me olvidó completamente que
tenía que ir allí – contestó la chica del largo cabello negro.
-
Alethia, no es la primera vez que esto pasa, las
chicas y yo te estábamos esperando y no apareciste, me preocupé y decidí
venir a ver que te sucedía.
-
No me sucede nada Victoria, no te preocupes.
– y para asegurarse de que su amiga no insistiera más, Alethia forzó una
sonrisa mientras que sus ojos esmeraldas desmentían cualquier posibilidad de
alegría y despreocupación.
Para Victoria aquello no pasó desapercibido, la conocía
demasiado bien como para caer en aquel juego, Alethia le estaba mintiendo. Había
algo en ella que le estaba diciendo que le ocultaba algo.
-
Alethia, soy tu amiga.
-
Lo sé, Victoria, lo sé. No hay día en que no lo
recuerde.
-
Entonces... – tomó el aire suficiente
para poder continuar – ¿por qué no me quieres contar que es lo que te está
sucediendo?
-
Victoria... – los ojos esmeraldas sonrieron
con resignación – por mas que te diga lo que me sucede, no lo comprenderías.
Esto es algo que debo cargar yo sola – miró hacia el cielo como buscando
una forma de continuar con lo que planeaba decir, buscando fuerzas, buscando
respuestas, Victoria la imitó – pero quiero que siempre tengas presente
que te quiero mucho, y que eres muy importante para mi.
Su voz se quebró al
pronunciar las últimas palabras, bien era cierto que siempre había sido muy
abierta con sus sentimientos, sobretodo con sus amigas y en especial con la
chica delgada y de cabellos castaños que se encontraba abrazando con fuerza en
aquellos momentos.
-
Claro que lo se, tonta
– Victoria sonreía mientras escuchaba lo que su amiga le decía.
-
Sólo quería que lo supieras por última vez.
Tibias gotas comenzaron a recorrer las mejillas de Alethia,
su piel blanca comenzó a humedecerse, al mismo tiempo que la polera negra que
llevaba Victoria comenzaba a recibirlas. Allí Victoria enmudeció, haciendo
desaparecer la sonrisa cálida de sus labios...
...última vez...
No podía ser.
...última vez...
Sin entender lógicamente el porque de aquellas últimas
palabras abrazó con fuerza a su amiga, mientras que al parecer su corazón si
comprendía algo mas que a su cerebro le había sido negado. Sus castaños ojos
se llenaron de las mismas lágrimas mientras luchaba por comprender a su amiga.
-
¿por qué dices eso Alethia?...¡por favor explícame
el porque!
Alethia separó el abrazo que las unía y miró con
brillante pero a la vez triste expresión los ojos de su amiga. Le sonrió, para
sorpresa de Victoria, y levantando el rostro le besó en la frente.
-
Adiós Victo...ria...
Lo que sucedió allí fue cosa de segundos, los verdes ojos
de Alethia perdiendo el brillo, sus párpados cerrándose, su cuerpo enmudecido
cayendo al suelo... sin vida.
Victoria no daba crédito a lo que sus ojos veían. La
gente a su alrededor comenzó a agruparse, mientras q algunos desesperados corrían
a llamar al servicio de urgencias. Los médicos no tardaron en llegar a hacerse
cargo de la chica. Victoria se encontraba arrodillada al lado de ella sin
soltarle la mano que iba perdiendo la tibieza que daba la vida.
-
Demasiado tarde...
– escuchó que decía uno de los médicos.
-
Su muerte fue inmediata.
No podía dar crédito a lo que estaba sucediendo. ¿Alethia
se había despedido de ella por eso? ¿Acaso era posible que supiera que se iba
a morir?
Alethia lo sabía, y había cargado con el secreto todo
aquel tiempo. Por eso había cambiado de ser aquella chica alegre y vivaz que le
secundaba los juegos y locuras que hacían.
No tardó mucho para que el tibio ambiente primaveral se
tornara algo frío y solitario para la joven. Pronto a su lado aparecieron las
demás... no supo como pero les había llamado para que asistieran allí. A
Alethia la estaban subiendo a una camilla, y luego a la ambulancia. Las demás
no daban crédito a sus ojos cuando la vieron tendida allí sin vida, y a
Victoria parada como una estatua de hielo.
-
¡Victoria! ¿qué fue lo que pasó aquí?
– preguntó una chica de largos cabellos castaños ondulados.
-
Victoria... – una mas pequeña de cabellos
negros violáceos y ojos morados no se atrevió a decir mas, y simplemente la
abrazó.
-
No puede ser – la joven rubia seguía sin
dar crédito a lo que sus ojos habían visto.
Victoria seguía muda. Alethia se había despedido de ella.
Alethia sabía que se iba a morir.