by
Rei Kinomoto
Capitulo
2
Encuentros inesperados
El día frío y nublado, la gente caminaba bastante
abrigada por la calle, mientras una pequeña y molesta llovizna golpeaba sus
caras. En un departamento en uno de los edificios más lujosos de Kensington, un
hombre de avanzada edad revisaba los gabinetes de la cocina con esmero. Tosía
ocasionalmente y se sentía algo cansado; definitivamente el clima de Londres no
era el mejor para él...
Continuó buscando. Nada, parece que lo había
olvidado... En fin, tendría que salir de nuevo.
Busco el dinero, se abrigó bien y se dirigió a la
puerta.
- "¿A dónde vas Wei?" - preguntó una voz
detrás de él.
- "A comprar té señor" - respondió el
anciano - "Tal parece que lo olvide cuando fui de compras"
- "No te molestes, yo iré" - dijo Shaoran -
"Últimamente no haz estado muy bien de salud y este clima podría
empeorarte"
- "Pero señor..."
-
"Debes cuidarte, por ahora lo mejor será que te quedes en casa"
Tomó su chaqueta y se marchó sin decir nada más.
El mayordomo se quedó parado en frente de la entrada.
Había viajado con el muchacho para cuidarlo y ahora era el joven Li el que lo
cuidaba a él...
- "Me estoy haciendo viejo..." - murmuró para
sí mismo, mientras se sentaba en el sofá de la sala.
Pero había algo más importante que lo estaba
preocupando desde hace tiempo... Y esos era la gran soledad de Shaoran.
Desde pequeño, él tuvo un carácter introvertido y
serio, por lo cual era muy difícil que el iniciara cualquier tipo de relación,
no obstante, no se podía decir que era una persona fría. Era un chico gentil,
que se preocupaba mucho por las personas que le rodeaban y si alguien de su
entorno tenía problemas haría todo lo que estuviese en sus manos para
ayudarlo, y por supuesto, no podía olvidar su gran sentido de la
responsabilidad...
Tal vez éste era su mayor problema.
Las responsabilidades como futuro Jefe del Clan Li eran
realmente agobiantes para un chico de su edad; mientras otros muchachos se
divertían, él estaba revisando libros antiguos, aprendiendo a administras los
bienes de la familia, magia, ritos, artes marciales, y algo de diplomacia para
relacionarse con otros clanes, y si a esto le sumamos los deberes de la escuela,
el pobre muchacho apenas y tenía tiempo de dormir. Esto explicaría porque tenía
tan pocos amigos (aunque algunos parecían estar más interesados en su cuenta
bancaria que en el mismo Li) ni tampoco había tenido novia (porque era obvio
que no era por falta de candidatas). En resumen, se estaba aislándolo poco a
poco... y peor aún, parecía no importarle.
Se podría decir que Shaoran se estaba convirtiendo en un
ermitaño de 16 años.
Por esta razón él, Wei, había decidido alejar un poco
al joven de Hong Kong para que tuviera algo más de libertad. Sin embargo
primero debía buscar la aprobación de la madre...
- "No lo se Wei, no estoy segura" - murmuró
Ieran
- "Creo que es lo mejor para el joven Li, señora"
- replicó el anciano - "Necesita unn descanso"
- "Tiene razón madre" - intervino la mayor de
las hermanas mientras las demás asentían con la cabeza" - Shaoran
necesita divertirse de vez en cuando y definitivamente no lo va a lograr estando
aquí"
- "Tanto trabajo podría terminar enfermándolo"
- se decidió a decir Meiling.
>
Ieran suspiro resignada, era evidente que todos se había
puesto de acuerdo... y tal vez tenían razón.
- "Esta bien, doy mi consentimiento, mi hijo podrá
ir a Inglaterra"
Las hermanas estallaron en alegría mientras Wei se sentía
aliviado, pero Meiling, a pesar de que sabía que era lo mejor para su querido
primo, no dejaba de sentirse un poco triste de sólo pensar todo el tiempo que
pasaría separada de él.
Así, durante la primera semana de agosto, Shaoran viajo
a Gran Bretaña con la excusa de perfeccionar su inglés (de otra forma nunca
hubiera aceptado); y dos semanas después, todo parecía indicar que les había
salido el tiro por la culata. Li estaba más solitario que nunca y su
comportamiento era bastante extraño desde aquel día en el aeropuerto, en el
que llego pálido y con la chaqueta rota; cada vez que el intentaba preguntarle
sobre lo sucedido se ponía muy incomodo y evasivo, y cambiaba de tema tan rápido
como le era posible.
- "Tal vez cuado comience las clases..." - pensó
el anciano con esper anza.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Shaoran
caminaba con lentitud por la calle, casi ajeno a lo que ocurría a su alrededor.
Esta concentrado, intentando dar una explicación a lo sucedido en el
aeropuerto.
¿Por qué ese ser atacó a la chica? ¿Cómo pudo
desaparecer sin dejar rastro? Y sobre todo ¡¿Qué rayos era esa cosa?!
Se acercó a la tienda de la que una chica, de cabello
largo y de color castaño oscuro, acababa de salir cardada de bolsas. Ella
caminaba increíblemente distraída mientras leía un pequeño papel; cruzó la
calle con el semáforo en verde, justo en le momento en que pasaba un autobús.
El conductor sólo vio como una muchacha aparecía de la
nada y más por reflejo que por otra cosa frenó con todas sus fuerzas... pero
de todas maneras sintió como algo golpeo en la parte delantera del vehículo.
Se bajo horrorizado creyendo que había atropellado a la pobre chiquilla,
mientras los pasajeros se asomaban por las ventanas para ver que había pasado.
En frente del vehículo encontró algunas bolsas
tiradas...
Y en la acera, dos jóvenes tirados en el piso,
fuertemente abrazados... en uno de los cuales, el chofer, para su gran alivio,
reconoció el cabello oscuro de la muchacha.
- "¿Te encuentras bien?" - susurró una voz
Ella se apartó un poco y alzó la cara para ver quien
había sido su salvador. Era un muchacho oriental de cabello corto y ojos castaño,
alto, de contextura atlética y de piel blanca. Pero lo que realmente le impactó
fue su mirada, era profunda y hasta se podía decir que era severa, que
combinada con ese aire de autoridad que irradiaba, el cual no parecía ir acorde
con su edad.
- "Sí..." - logró decir aún confundida.
Shaoran le ayudó a colocarse de pie mientras ella no
dejaba de parpadear esperando que en cualquier momento se despertara, esto tenía
que ser un sueño...
- "Sus bolsas..." - dijo una voz increíblemente
enojada a sus espaldas.
Los dos voltearon para encontrarse frente a frente con el
molesto rostro del conductor, cargado con las bolsas que anteriormente estaban
en la vía. Su alivio había dado paso a su indignación por la actitud
descuidada de la chica.
- "Yo que usted, miraría a ambos lados antes de
cruzar la calle" - dijo de forma algo despectiva, mientras entregaba a la
chica sus pertenencias.
Sin más, que decir subió nuevamente a su vehículo y
mascullando cosas sobre las negligencia de algunas personas.
Li recogió algunas víveres que todavía se encontraban
regados y se las entregó a la joven
- "Muchas gracias... por todo" - murmuró
apenada.
- "De nada, pero deberías ser más cuidadosa de
ahora en adelante" - fue lo último que dijo el mago.
Ella se quedó parada, intentando asimilar la situación.
Todo había sido muy rápido...
Sólo recordaba que algo la aló fuertemente del brazo y
una ráfaga roja que pasó frente a sus ojos le arrebató las bolsas, y luego...
estaba abrazada con ese chico...
Se detuvo al notar una cartera tirada en el suelo. La tomó
y la abrió; del interior sacó un pasaporte de la Republica Popular China, y en
él, la foto del joven oriental que acababa de salvarla.
- "¡Hey, se te cayó tu...!"
Pero no lo vio, el muchacho ya se había marchado.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Le
quedaba mucho tiempo libre antes de comenzar en la Universidad de Londres, por
lo que Touya se decidió hacer un poco de turismo por la ciudad junto a su
hermanita. Era curioso, pero no había querido despegarse de ella durante las
dos semanas de estadía en la capital de Inglaterra.
Ya habían visitado el Museo Británico (donde su padre
trabajaría de ahora en adelante), el palacio de Buckingham, el Parlamento, la
Abadía de Westminster y ahora atravesaban el Tower Bridge. Durante todo el
recorrido se trasladaron en taxis y esta vez su conductor era un viejo galés,
bastante abierto en comparación a los otros; tenía un rostro muy parecido al
de
un Papá Noel y una expresión amable, tendría unos 60 años de edad
aproximadamente.
- "¿A dónde vamos ahora?"- preguntó Sakura
consultando su guía turística.
- "A la Torre de Londres"
- "¡Allí se exhiben las joyas de la corona!"
- se emocionó la adolescente.
>
- "También es famosa por sus fantasmas" -
intervino el taxista
- "¿Fantasmas?"- titubeó la más pequeña de
los Kinomoto
- "Sí. Durante muchos años la Torre de Londres fue
utilizada como cárcel y centro de ejecuciones" - comentó el señor -
"Si tienen suerte podrán ver al espíritu de Ana Bolena (1) llevando su
cabeza debajo del brazo"
¿Suerte? Ante la sola idea de ver esa imagen la Card
Captor palideció
- "¿Podemos ir a otro lugar?" - dijo con voz
temblorosa
- "Creí que querías ver las joyas de la
corona" - dijo Touya para luego agregar con tono burlón - "¿O será
que tienes miedo de asustar a los fantasma con esa cara de monstruo que tienes?
Ese comentario le valió un codazo en las costillas que
le dolió más de lo que esperaba.
- "¡No me llames monstruo!"
El anciano comenzó a reír. ¡Que pareja de hermanos tan
encantadora!... y tan especiales. Sí, lo podía sentir...
Una vez en la Torre de Londres, el mayor de los Kinomoto
prácticamente tuvo que sacar a rastras a su hermana del taxi, porque a decir
verdad, la idea de estar en un lugar plagado de almas en pena no entusiasmaba
nada a la Maestra de Cartas. Touya por su parte se sentía un poco triste...
Ver fantasma fue una facultad que el tuvo hasta los 16 años,
cuando le dio sus poderes a Yue... y después de eso no volvió a ver a su
madre. Ahora no era más que una persona normal, otro turista más en un lugar
que en otras circunstancia el hubiera evitado a toda costa, por los terribles
hechos que allí ocurrieron y por las oscuras fuerzas, que con seguridad, estarían
acumuladas en la zona.
Cuando pasaban por el patio central de la fortaleza,
vieron tres Beefearters (2) ataviados con sus curiosos trajes negros con
detalles en rojo; dos de ellos charlaban animadamente mientras que el otro se
limitaba a escuchar. Touya pensó que tomarles una foto con el fondo de las
imponentes murallas sería un buen recuerdo del lugar. Mientras enfocaba la
imagen vio como el tercero de los hombres se retiró de la conversación y caminó
en línea recta hacia una de las torres, donde desapareció después de
atravesar el muro...
¡¡¡¡¿¿¿DESAPARECIÓ DESPUÉS DE ATRAVESAR EL
MURO???!!!!
El mayor de los Kinomoto se quedó perplejo sin poder
creer lo acababa de ver.
- "¿Viste eso Sakura?" - preguntó buscando
una confirmación de lo que había visto.
- "¿Ver qué?"
- "Nada, olvídalo" - dijo un poco aturdido
todavía - "Vamos a ver las joyas de la corona..."
La estadía en el lugar empezó a ser increíblemente
incomoda para Touya, había algo que le perturbaba de ese sitió de una manera
que no entendía muy bien, era como si algo lo asechara constantemente, la misma
sensación que tuvo en el auto de Susan el día en que llegaron...
No se dio ni cuenta de cómo llegaron a la habitación
donde se exhibía la corona imperial, que la menor de los Kinomoto miraba
completamente extasiada. Sakura observaba las joyas con verdadera admiración
cuando la conversación de otros turistas a su lado llamó su atención.
- "Si no mal recuerdo, en la torre viven unos ocho
cuervos como mínimo, porque según la leyenda, el día en que se vayan caerá
la monarquía" - comentó uno de ellos.
- "No... estas equivocado, el día en que se vayan
los cuervos la Torre Blanca se derrumbará y una gran desgracia caerá sobre
Inglaterra" - corrigió uno de sus acompañantes - "O por lo menos eso
dicen..."
- "¿Y cómo hacen para que los cuervos no se
marchen volando?" - se atrevió a preguntar la japonesa.
- "Les cortan las alas..." - contestó uno de
ellos
- "Eso es muy cruel" - se indignó la joven -
"¿No lo crees hermano?... ¿hermano?"
Touya estaba cada vez más pálido y comenzaba a sudar frío,
su mirada estaba perdida, sus manos heladas y no parecía que estuviera escuchándola.
Esa cosa...
Esa maligna presencia se hacía cada vez más fuerte...
Cada vez la sentía más cerca...
Algo en su mente le decía que debía salir de allí,
cuanto antes...
Ese ser quería a la chica...
A su hermana...
¡A Sakura!
- "Hermano ¿te sientes bien?"
El mayor de los Kinomoto volvió a la realidad y contempló
el preocupado rostro de su hermana
- "Salgamos de aquí" - fue lo único que dijo
antes de agarrarla por el brazo y prácticamente arrastrarla fuera de la
habitación
- "Pero... ¿por qué?" - dijo la Maestra de
Cartas intentando seguirle el paso
Él no contestó, continuó caminando cada vez más rápido
como si lo estuvieran persiguiendo. Los otros visitantes se les quedaban
mirando, pero él no paraba, incluso se llevó por delante a un chico de unos
veinte años, de cabello castaño y extraños ojos violeta; Sakura apenas y logró
dar una breve excusa antes de que Touya la jalara para que fuera más rápida...
- "Debo sacarla de aquí, ¡debo sacarla, maldición!"
- era lo único que pasaba por su mente -- "Ese maldito sueño no se cumplirá,
nunca lo permitiré ¡NUNCA!"
Una vez fuera de los terrenos de la Torre de Londres, el
muchacho dejo de sentir la presencia así que se detuvo (para gran alivió de la
Card Captor) y pidió un taxi. Dentro del vehículo, Touya se tranquilizó un
poco, mientras, su hermana lo miraba intrigada ¿Qué lo haría actuar de esa
forma?
- "¿Por qué salimos de esa manera?" - intentó
preguntar nuevamente.
Pero él seguía sin dar ninguna explicación, tenía la
cabeza ocupada en asuntos más importantes. Era obvio que su "don" de
ver fantasma estaba regresando, lo cual le daría la oportunidad de ver a su
madre de nuevo, sin embargo... ¿Por qué ahora? ¿De dónde provenía esa
presencia tan maligna? Y lo que más le perturbaba... ¿Por qué quería a
Sakura?...
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Una chica de unos 16 años entraba a su departamento,
dejo las bolsas de la compra en la cocina y reviso los mensajes de la
contestadora. En su gran mayoría eran para sus padres: socios, secretarias, su
corredor de bolsas... en fin, todo lo que tuviera que ver con acciones y dinero.
Pero uno era para ella, de un chico irlandés que conoció
hace dos semana y con el que había hecho amistad. Su voz sonaba muy mal, todo
parecía indicar que su resfriado había empeorado...
- "¿Rebecca? Soy yo, Patrick, lamento no poder ir
al cine contigo, pero ya te habrás dado cuenta que mi catarro empeoró. Sabes,
no es buena idea visitar la Torre de Londres con este clima ¡ASHU!" - se
sonó la nariz - "Bueno, nos hablamos..."
Ese fue todo el mensaje..
Patrick era un buen chico, pero a veces era tan tonto que
provocaba pegarle. ¡¿Cómo se le ocurría salir con ese resfriado a visitar la
Torre de Londres?! Ya se lo reclamaría cuando se mejorara...
Se sentó y sintió la cartera que aquel joven había
olvidado. La abrió nuevamente y revisó el pasaporte con más calma.
- "Shaoran Li" - leyó para luego comentar un
poco divertida - "Que nombre más raro"
Se le ocurrió una idea algo tonta, pero porque no, tenía
mucho tiempo libre. Tomó sus llaves y salió de nuevo con toda la determinación
de devolverle a ese tal Shaoran su cartera.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Shaoran subió por el ascensor hasta su departamento
pensando en lo sucedido; había ayudado a otra chica y ésta por lo menos le dio
las gracias... y no tenía un hermano que lo amenazara con una muerte horrible.
Abrió la puerta y se encamino a la cocina donde encontró a Wei terminando de
hacer el almuerzo.
- "¿Trajo el té, joven?"- preguntó el
anciano
¡Pero que torpe! Lo había olvidado por completo...
- "Lo siento, me distraje en el camino. Ahora mismo
vuelvo a bajar y..." - buscó su cartera en el bolsillo trasero de su
pantalón.
No estaba allí, ni en los bolsillos de la chaqueta... ¡Perdió
su cartera! Y lo peor es que ahí estaban buena parte de sus documentos...
Li ya estaba convencido que eso de salvar damiselas en
peligro era nocivo para su salud...
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO